Los secadores de manos eléctricos son una alternativa ecológica a las toallas de papel y a su vez, reducen el consumo de agua. Sin embargo pueden significar un riesgo potencial para tu salud. ¡Descubre más en este artículo!
Su popularidad creció por su implementación en baños públicos o de empresas como hipermercados, cines, hoteles y otras. Los secadores de manos eléctricos son también más potentes que sus homólogos mecánicos, que tardan un poco más en secar las manos.
Existen distintas modalidades y técnicas de aseo que podemos encontrar en distintos establecimientos: en un hotel, restaurante o estación de servicio: toallas de papel, toallas de tela o algodón, secadores mecánicos y secadores eléctricos. La mayoría de las personas nos adaptamos a las opciones que se nos ofrecen. Sin embargo, esta última opción (secadores eléctricos) es bien vista por sus bondades «ecológicas» pero esconde un secreto no muy conocido. ¡Descubre por qué el secador de manos eléctrico puede ser peligroso para tu salud!
¿Por qué debemos evitar el uso de secadores de manos eléctricos?
Lo que aparentemente se plantea como un beneficio propio de los secadores de manos electricos en torno al cuidado responsable del medio ambiente y los recursos naturales puede muy bien convertire en un peligro inminente para la salud humana.
En palabras simples, el uso de este tipo de equipos sería equivalente a no lavarse las manos y en lugar de actuar como un elemento de limpieza e higiene puede funcionar del modo contrario, con efectos contaminantes.
Investigadores de la Universidad de Connecticut revelaron que este método de secado, más allá de lo novedoso y práctico esconde un peligro que podría afectar nuestra salud. ¿Cómo llegaron a esta conclusión?
Las razones técnicas que sustentan esta investigación se refieren al funcionamiento de estos equipos. El aire caliente que emana de ellos promueve el almacenamiento y acumulación de toda clase de agentes patógenos, microbios y bacterias, en su interior. Entonces, al momento de colocar nuestras manos en la parte inferior del equipo, el sensor se activa y da la orden de liberar el aire caliente, para favorecer el secado, pero con un detalle: junto con el aire saldrán afuera también todas esas bacterias acumuladas para depositarse en nuestra piel.
De acuerdo con muchas otras investigaciones, los resultados son bastante alarmantes. Conforme a las declaraciones de especialistas, estos dispositivos están «colonizados» por hongos, bacterias y microorganismos que proliferan velozmente.
Lo cierto es que los secadores eléctricos en lugar de limpiar multiplican la presencia de bacterias en las manos de sus usuarios. Eso sin contar los equipos de última generación que emiten chorros de aire mucho más potentes. Estos tienen la capacidad de expulsar gérmenes y bacterias con un radio de hasta 2 metros alrededor de dicho dispositivo.
Si bien aún no se conoce técnicamente cuál es el mecanismo por el cual estos microorganismos son atraídos y acumulados, lo que sí se sabe es que la fuerza con que el aire es expulsado actúa como fuente de colección de aquellos, los cuales luego serán depositados en nuestras manos.
Hay quienes sostienen el problema podría solucionarse mediante la colocación de un «filtro» en estos aparatos pero no parece ser una alternativa efectiva. La mejor opción parece seguir siendo el uso de toallas de papel, tal como lo hemos venido haciendo de manera tradicional, tantos años. Es un método que si bien no será el más ecológico, ayuda a garantizar la eliminación y reducción de bacterias de manera considerable.
Según palabras de Ken Jennings, investigador: «Ahora que sabes ésto, debes pensar dos veces antes de usar el secador de manos”,
¿Por qué la toalla de papel sigue siendo el método más higiénico y adecuado? La razón es simple. Es porque permite absorver el agua excedente de nuestras manos junto con los microbios o gérmenes, desecharlos eficazmente y así reducir el riesgo de contaminación.