Los días de sol son una hermosa oportunidad para compartir y disfrutar junto a nuestros hijos. Sin embargo, no debemos olvidar proteger su piel por los efectos de la luz solar. ¡Sigue leyendo!
Resulta importante saber que la piel de nuestros niños es mucho más fina que la de los adultos y no posee una protección adecuada contra las radiación del sol.
Preparaciones de protección solar: ¿qué opción tenemos?
En el mercado se ofrece una variada gama de lociones, cremas y sprays con filtros de protección solar. Según las necesidades y condición de piel de cada persona en particular podemos elegir el producto fotoprotector más adecuado.
El uso de protectores solares nos ayuda a evitar distintos trastornos de la piel: enrojecimiento y quemaduras, fiebre, dolor de cabeza o vómitos. Entre estos productos encontramos dos tipos según el tipo de filtro con el que hayan sido elaborados: minerales (físicos) y químicos (filtros UVA y UVB). Los filtros minerales funcionan reflejando y dispersando la luz solar, mientras que los filtros químicos tienen la capacidad de absorberlos. Los primeros son los más adecuados para la protección de los más pequeños cuya piel es a menudo sensible y propensa a las alergias.
¿Qué tener en cuenta al comprar un protector solar para niños?
Una buena preparación fotoprotectora debe caracterizarse por una adecuada estabilidad, trabajar solo en la superficie de la piel, ser segura y ligeramente abrasiva, contener sustancias no volátiles, incoloras e inodoras, y no debe penetrar en el sistema circulatorio ni causar alergias.
Los filtros físicos (minerales), que se caracterizan por una alta fotoestabilidad y que crean una barrera protectora especial en la piel, sin penetrar en sus capas más profundas y sin desencadenar reacciones químicas, se recomiendan como componente principal del protector solar para los niños.
Estos productos contienen óxido de zinc, dióxido de titanio y óxido de hierro. Estas sustancias dispersan no solo los rayos UV, sino también la luz visible, lo que da como resultado la creación de una característica capa blanca y difícil de esparcir del cosmético.
Para algunos es un efecto secundario antiestético, para otros es una buena manera de evaluar si la preparación se ha aplicado correctamente en toda la superficie expuesta de la piel. Los fabricantes se esfuerzan por obtener filtros minerales que no blanqueen la piel, lo que fue posible tras la introducción de los pigmentos, los llamados «micronizados». Sin embargo, las preparaciones en las que se usaron deben enriquecerse con productos químicos adicionales con acción antiaglomerante.
En niños mayores y adultos es seguro utilizar filtros químicos que absorben la radiación solar y la convierten en energía térmica. Filtros UVB (rango 290-320 nm). Estos vienen formulados con los derivados del ácido salicílico o los derivados del ácido p-metoxicinámico y absorben con mayor fuerza la radiación responsable de la formación de eritema en la piel.
A su vez, los derivados del dibenzoilmetano o bencilideno alcanfor proporcionarán protección en el campo de la radiación UVA (320-400 nm).
Radiaciones UVB y UVA: ¿qué son y cómo afectan a la piel del bebé?
El uso de cosméticos fotoprotectores que contengan los filtros adecuados es uno de los elementos básicos de una protección eficaz frente a los efectos nocivos de una exposición solar excesiva. Durante los paseos o tomando el sol, nuestros pequeños están expuestos a la radiación UVB, que puede provocar enrojecimiento y quemaduras. Por otro lado, es la radiación necesaria para la síntesis de la vitamina D3 , pero basta con 15 minutos al sol con las manos y la cara descubiertas para que su cuerpo pueda crear la cantidad necesaria y saludable.
Otro tipo de radiación, llamada UVA, penetra en las capas más profundas del tejido y afecta la dermis, lo que puede provocar reacciones fototóxicas o alérgicas. Además, el efecto adverso más grave por la sobreexposición a la radiación UV es el aumento del riesgo de cáncer de piel, por lo que no debes olvidarte de aplicar un agente de protección solar adecuado a tus niños.
¡No te olvides del FPS!
Además de elegir un preparado con un filtro adecuado, debemos prestar atención al SPF o FPS (Factor de Protección Solar), que es una medida de la eficacia de los preparados fotoprotectores. El factor SPF permite estimar la dosis segura de radiación solar absorbida. La regla es simple: si nuestra piel sin protección comienza a enrojecerse con el sol después de 5 minutos, entonces hay que un cosmético con SPF 5, el cual permite recibir cinco veces más radiación que la que emitimos durante ese tiempo. Por supuesto , nuestros niños deben utilizar preparaciones con SPF 30 como mínimo o en el caso de bebés y niños con piel clara, SPF 50 o más de 50.
Estos cosméticos deben aplicarse abundantemente sobre la piel 20-30 minutos antes de salir al sol y repetir la aplicación cada 2 horas y después de cada baño en depósitos de agua. No debes usar un producto que hayas comprado en temporada anterior, porque las sustancias en los cosméticos abiertos pierden su estabilidad y no brindarán la protección adecuada.
Remedios naturales para la protección solar de los niños
También es buena idea complementar la protección con productos ecológicos. Estos son elaborados a base de sustancias vegetales naturales, que si bien no proporcionan una protección total frente a las radiaciones nocivas, son un gran complemento a los cosméticos fotoprotectores utilizados.
Tales sustancias que contienen filtros naturales incluyen, entre otras, miel de abeja , manteca de karité, manteca de cacao, aceite de argán, aceite de macadamia y extracto de té verde. Al igual que los filtros químicos, absorben la luz, nutren la piel y mejoran su estado general. Aumentar la cantidad de verduras y frutas en la dieta regular de los niños no solo es una forma de comer bien, sino también una fuente de antioxidantes que mitigan los efectos de las radiaciones dañinas.
Además del uso de cosméticos de protección solar, existen algunas reglas más importantes para la protección solar de los niños. Veamos cuales son:
- Durante las vacaciones debemos evitar la exposición directa al sol entre las 11 y las 15 horas .
- Jugar con ellos en un lugar sombreado
- Brindarle al niño mucha agua.
- Protege a tus hijos con ropa adecuada, gorra y gafas de sol con protección solar
- Traslada a tu niño o bebé en un cochecito asegurando que tenga un cobertizo hecho de un material impermeable y protector para evitar los efectos dañinos del sol.
- Exponer al niño de manera gradual al sol para acostumbrar progresivamente su piel a la luz solar pero siempre evitar la sobre-exposición.
Ante todo, recuerda usar siempre el sentido común y la moderación respecto a las tomas de sol de los niños. Siguiendo estos consejos podrás aprovechar y disfrutar de los días bonitos y cálidos, gozando de los beneficios del sol, pero sin olvidarnos del debido cuidado que requieren los más pequeños.