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Viruela del mono: diagnóstico y síntomas ¿Cómo se contagia?

La viruela del mono es una enfermedad infecciosa. Descubre aquí todo sobre sus síntomas, diagnóstico y modo de contagio.

Su origen se remonta a la región de los bosques en África central y occidental y la transmiten roedores o los primates aunque el contagio también puede producirse de persona a persona.

Después del coronavirus, el mundo se enfrenta a una nueva epidemia. El sábado 23 de julio, la Organización Mundial de la Salud estableció la alerta máxima ante un nuevo posible flagelo para la humanidad denominado «viruela del mono».

A fines de Julio de 2022 ya se habían registrado más de 17.000 casos en Europa. Esta es la séptima vez que la organización sanitaria hace uso de esta medida. En tanto, el riesgo a contraer esta enfermedad en otras regiones del mundo es moderado.

Viruela del mono ¿como se contagia?

El contagio se produce por contacto directo con lesiones de la piel o las membranas mucosas de una persona enferma o por microgotas. Una vía de contagio, por lo tanto, son las relaciones íntimas. El tener varias parejas aumenta el riesgo de exposición al virus.

Su transmisión puede producirse durante el contacto cara a cara prolongado, por gotitas (saliva, estornudos), y por medio de otros fluidos corporales, lesiones en la piel o mucosas internas como la boca. También puede ocurrir tras manipular objetos contaminados por el portador, tales como: ropa o la ropa de cama. También, algunos especialistas sostienen que puede transmitirse por el aire. 

¿Cuáles son los síntomas de la viruela del mono?

La enfermedad tiene dos fases. Suele comenzar con una fase invasiva que se caracteriza por los siguientes síntomas:

  • Fiebre (muchas veces alta)
  • Dolores de cabeza
  • Dolor muscular y malestar corporal intenso
  • Fatiga y cansancio inusual
  • Inflamación de ganglios linfáticos (cuello, ingle)

Pasados un par de días se incia la fase eruptiva de la enfermedad, caracterizada por una erupción ampollar formada por ampollas llenas de líquido que evolucionan hasta secarse, formar costras y luego cicatrizar. Es común sufrir picazón durante esta etapa. Las costras desaparecen en dos a cuatro semanas.

Por lo general, las ampollas se concentran mayormente en la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Sin embargo, también pueden aparecer en otras regiones del cuerpo como en las membranas mucosas también están involucradas, en la boca y el área genital. 

¿Cómo lidiar con los síntomas de la viruela del simio?

En primer lugar, los especialistas recomiendan aislarse ante la aparición de los síntomas tempranos que caracterizan la primer fase. Si luego comienzan a aparecer erupciones y ampollas, es posible que el paciente esté afectado por la viruela del mono. Llegado a ese momento conviene acudir al médico para realizar el diagnóstico que confirme o desestime la presencia de la enfermedad.

Durante el período el aislamiento, el paciente deberá usar mascarilla quirúrgica (barbijo) y evitar todo contacto físico con otras personas. 

Asimismo, resulta conveniente ventilar las habitaciones periódicamente, no compartir objetos personales con los otros miembros del hogar o con otras personas. También es fundamental limpiar y desinfectar regularmente las habitaciones y los objetos utilizados por el paciente. 

Los expertos aconsejan que en casos de que la enfermedad alcance un estado grave el paciente quede aislado fuera de su propio domicilio, para evitar el contacto o contagio con el resto de sus familiares o personas que conviven con él.

Finalmente, se aconseja abstenerse de tener relaciones íntimas por un período de tiempo de hasta 21 días posteriores al inicio de los síntomas. Al finalizar dicha etapa de aislamiento debe realizarse una cuidadosa limpieza de la vivienda.

Viruela del mono: lesiones más específicas

La erupción generalmente aparece de uno a tres días después del inicio de la fiebre. Por lo general, se manifiesta en la cara, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Asimismo, pueden aparecer lesiones en la boca, en los ojos y en los genitales. Según estadísticas, una abrumadora mayoría de los casos presentó lesiones alrededor la región genital (94% de los casos). 

Atención: estos resultados no implican que la enfermedad se haya transmitido por contacto íntimo, sino revelan que la enfermedad puede transmitirse al entrar en contacto con una lesión en la piel de otro paciente.